Toda esta travesía empezó en una clase de arte hace más de un mes, en la cual nuestra profesora, la miss Maribel se nos acercó y nos propuso a un grupo realizar un mural de paisajes internacionales para un proyecto de “Arteamaría”.

Aún recuerdo cuando nos pusieron ese panel de madera delante, de al menos un metro y medio de largo y un metro de ancho en el cual previamente Almendra Doig ya había hecho el diseño, inmediatamente nos pusimos a trabajar y cada uno empezó a hacer un segmento del cuadro, ¿cómo no hacerlo si era para nuestra madre?.

Esta ha sido la primera vez que he trabajado con un grupo tan grande (éramos 12) y gracias a Dios ese grupo constaba de mis amigos, que no solamente ayudaron en todo el proceso sino que realmente disfrutamos pintándolo.

Debo darle las gracias a nuestra miss que nos apoyó durante toda esta travesía, aunque no todo fue perfecto, trabajamos por tanto tiempo, tantas horas al día, algunos hasta nos quedábamos durante los recreos. Siendo completamente sincero, adoro el arte, pero como cualquier artista, uno puede terminar abrumado y eso nos pasó a muchos en un determinado momento.

En la última semana, ya habíamos terminado todo y tuvimos un último trabajo, el cual era pintar las letras y terminar el “Empire-State”, nunca pensé que escribir la palabra paisaje y hacer una “P” me agotara tanto y pensaba, “Hay no…aún faltan 7 letras…” y en el momento de la verdad, tras terminar la última letra, cuando levanté la cinta scotch la pintura se levantó con ella, como la piel de un pollo bien horneado (horror en ese momento) pero mis compañeros me ayudaron a repintar las zonas afectadas que gracias a Dios no fueron muchas, y de esta manera  terminamos así nuestra gran travesía de casi 3 semanas.

La miss dice que aún nos falta mucho trabajo para fin de año a lo que respondo que seguiré trabajando con ella hasta el final porque se nos viene un reto grande. ¡Cómo decir que no con este gran equipo de amigos y artistas!

Escrito por Emilio Romero – 5to B.

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